En el año 2011 acudo al taller y galería de grabado «La Taller», sita en la calle Zumárraga número 7, esquina con Maestro Iciar, en Bilbao. La titular del centro y profesora Maite Martinez de Arenaza, enamorada y enamoradora del grabado. Por vez primera me encuentro en un taller de grabado en toda regla y con una profesora auténticamente maestra de la disciplina y estupenda persona.
Paso tres años acudiendo regularmente al centro y desfilo por las distintas técnicas del grabado, siendo la punta seca y el aguafuerte las que más me atraen. Fueron momentos artísticamente ricos porque ,además, por allí desfilaban artistas y promesas de artistas de los que se podía aprender mucho.
La condición indispensable para no sucumbir en el intento de conseguir algún resultado mínimamente satisfactorio reside en poseer una solida base de dibujo y capacidad de pasar mucho tiempo concentrado.
Gracias a personas como ella, Bilbao ha pasado en pocos años a ser el referente de las mejores muestra de grabado a nivel internacional en la feria anual internacional de grabado.
De joven había realizado trabajos de grabado sobre linoleum por ser un soporte que abundaba y de fácil manejo, además permitía tiradas generosas con poca alteración de la huella. Me acompañaba de un rodillo escurridor de lavadora de ropa.
Agustín Ibarrola nos regaló muchas estampaciones en la época de los movimientos universitarios en Valladolid (años 70) Hoy día esta disciplina goza de mucho interés y todos los artistas plásticos con oficio cuentan con importantes obras en grabado. Es como si en un momento determinado de su evolución artística, quisieran medirse con la técnica que requiere como base una sólida formación en dibujo, color y habilidades de meticulosidad; todo hace falta para salir airoso de un taller de grabado.
Para distinguir en profundidad el valor artístico del grabado es preciso analizar las obras de los grandes como Rembrandt o Giovani Battista Piranesi (1720-1778), del que pude conocer algo de su maravillosa obra en una muestra del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Pensar que aquellas obras se realizaron sin luz eléctrica es algo que le empequeñece a cualquiera; no obstante y a pesar de todo, gracias a la dedicación de Maite realicé trabajos que pueden considerarse satisfactorios y el interés por el grabado firmemente fijado.
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