Ningún material proporciona tanta multiplicidad de modos de representación como el óleo.
Su conocimiento me llegó a través de mi padre y hermana a quienes observaba entusiasmado con afán de aprender.
Me formé a través de lo que pude conocer en lecturas, museos y exposiciones. Los ensayos los realicé principalmente en la naturaleza, embrujado por los efectos rápidos e inmediatos que conseguía y la capacidad para corregir y modificar en fresco sobre fresco.
La posibilidad de aplicar el color en forma pastosa, semiopaca o diáfana permite trabajar con gran libertad.
Mi formación pictórica esencialmente es de carácter autodidacta. En el óleo encontré por primera vez la posibilidad de ensayar los colores con la rapidez y precisión que requieren los trabajos al aire libre donde las luces y algunos elementos cambian rápidamente.
Seguí el consejo de aplicar los colores en tonos claros, sencillos y poco mezclados fácil de reproducir y el atribuido a Rubens o a Van Dyck: “píntalo todo a ser posible directamente, que aún te quedará bastante que hacer”.
Cuando pude acompañé a pintores de más edad y saqué conocimientos y habilidades propias de su madurez. Acompañaba los conocimientos con largas horas de trabajo frente a lienzos o papeles de estraza comprados al kilo al carnicero del pueblo.
Desde el principio quise trabajar sobre dibujos, también rápido, y de precisión, evitando dibujar con el pincel.
18 Entradas